Desarrollo afectivo
"Lo que un niño necesita no son grandes respuestas, sino un corazón que lo ame, un oído que lo escuche, y alguien que lo anime a seguir.".
Un elevado porcentaje de nuestras acciones son el resultado de estados afectivos, no del razonamiento. Durante mucho tiempo se asoció la inteligencia al Cociente Intelectual, sin embargo, se ha demostrado que el 80% de nuestros éxitos o fracasos dependen de factores emocionales.
CONCEPTOS FUNDAMENTALES
Desarrollo Afectivo: proceso interno de los estados afectivos del niño (emociones y sentimientos) que se manifiestan a través de conductas externas con el fín de lograr contacto y proximidad con el entorno, y cubrir necesidades básicas.
Seguridad Emocional: es un proceso que se desarrolla en base a una La autoestima fuerte y detección de las propias posibilidades. Fortalece o debilita en función de las circunstancias de vida, de ahí la importancia de enseñar a valorarse y aceptarse.
Emociones: son pistas que da nuestro cuerpo, pensamientos y conductas acerca de cómo nos sentimos.
- características:
- Son más cortas e intensas que los sentimientos.
- No implican conciencia.
- Tienen función motivacional, comunicativa y adaptativa..
- Nos mueven a tomar decisiones, a llevar acciones a cabo y a convertir lo que parecía imposible en realizable.
Tomar consciencia del nivel de desarrollo y el momento evolutivo de los infantes es fundamental para adaptar los aprendizajes a como los niños aprenden, teniendo en cuenta que el aprendizaje nace de dentro hacia fuera y que el niño aprende cuando quiere aprender y no cuando alguien le quiere enseñar.
Algunas de las características más significativas del desarrollo afectivo en los infantes de 0-3 años son:
- Emociones frente a sentimientos.
- Las emociones son más intensas y fuertes tanto por algo trivial como trascendental.
- Las emociones son transitorias: pasan rápido del llanto a la tranquilidad.
- Manifestan especialmente emociones básicas como miedo, alegría, tristeza e ira.
- Las primeras expresiones faciales que reconocen son las de felicidad, alegría o la sonrisa.
- Cuando crecen aprenden a controlar sus impulsos mediante pautas marcadas por los adultos, como límites adecuados y técnicas de permanencia de conductas deseadas o eliminación de conductas no deseadas.
La debilidad con la que nace un niño es un mecanismo de defensa para poder sobrevivir. A diferencia de otros seres vivos los seres humanos necesitan mayor tiempo de cuidados y para la maduración, hasta que se reconocen como seres capaces de valerse por sí mismos.
Para desarrollar vínculos afectivos adecuados quizás sea conveniente hablar de la importancia de generar entornos seguros. Sin embargo, tan importante como la intervención docente lo es la familia en el desarrollo integral y adecuado de los niños. Bolwby destaca la importancia de la creación del vínculo del apego, como primera relación afectiva (normalmente del infante con la madre), y Ainsworth resalta cómo la manera en que se crea ese vínculo repercute en la conducta.
La familia es el primer contexto educativo y social del niño. Por ello, gran parte de lo que somos, la forma en que pensamos y resolvemos los problemas viene condicionado por la influencia de la familia, tanto a calidad como a cantidad, aunque no de manera determinante, ya que el niño se desarrolla en diferentes contextos.
La emoción fue estudiada por Darwin a finales del S. XIX, aunque los fundamentos de la educación debemos buscarlos en las aportaciones de Gardner con su Teoría de las Inteligencias Múltiples.
Para Gardner la Inteligencia es biológica y las diferencias se encuentran en la capacidad individual de adaptación al medio.
Inspirado en Gardner, el psicólogo D. Góleman desarrolla la Teoría de la Inteligencia Emocional, término utilizado por primera vez por Salovey y Mayer. Sin embargo, es Góleman quien propone los Elementos Constitutivos de la I.E:
- Autoreconocimiento.
- Autocontrol.
- Automotivación.
- Empatía.
- Desarrollo de las Habilidades Sociales.
Categorizadas por R. Bisquerra, las tres primeras como Competencias Personales y las dos últimas como Competencias Sociales.
En un aula, y de forma generalizada, podemos encontrar diversidad de comportamientos y actitudes:
- Niños seguros: a los que habrá que proporcionar confianza y protección.
- Niños invisibles: con los que habrá que fomentar las actividades en grupo y los vínculos con los adultos y sus iguales.
- Niños desconfiados: habrá que ayudarles anticipar, repitiendo y ayudando a percibir las consecuencias.
- Niños asustados: los docentes deberán conocer la situación de las familias, y preguntar a los niños, a menudo, cómo se encuentran, recordándoles que el adulto está ahí para ellos.
Finalmente destacar que, para un desarrollo afectivo adecuado es necesario generar hábitos de seguridad (rutinas), de relaciones (normas y límites) y básicos (conocimiento y control emocional y habilidades sociales).