Educación creadora

Miguel Castro: "Ya no hay quien discuta que todos somos creadores, y que esto es parte de nuestra condición humana. Lo que es cierto, es que toda programación genética puede ser manipulada, puede ser inhibida por procedimientos mecánicos, físicos, químicos y ambientales, al igual que la capacidad creadora. Somos seres sociables, por lo que necesitamos a otros seres humanos para desarrollar nuestras capacidades.

La capacidad creadora no es solo pintar, modelar, bailar o actividades "artísticas". La capacidad creadora se aplica en la vida cotidiana a resolver todo tipo de cuestiones, laborales, domésticas, sentimentales o emocionales.

A pesar de condiciones ambientales negativas que pueden inhibir la capacidad creadora ésta aparece con más fuerza en situaciones de carencia. Tras la guerra civil, por ejemplo, la gente inventaba de todo porque no había de nada.

Una expresión de la capacidad creadora es el juego, ¿Qué es juego para nosotros? Para nosotros juego puede ser cualquier cosa, y la misma cosa puede ser una tortura, dependiendo de las condiciones en que se haga. Es decir, hacer un agujero de 1 m cúbico puede ser una tortura o un juego... Si pensamos en la guerra civil, a algunas personas se les sacaba de una mazmorra, se las llevaba al campo, se les obligaba a hacer un agujero, que sabían que cuando lo terminaran les daban un tiro y eso iba a ser su tumba. Pues no tiene nada de juego ¿Verdad? Esto es una tortura. Sin embargo, la misma operación puede ser un juego. En la playa, un niño pequeño se pone a hacer un agujero con una pala de plástico y el padre que está allí mirándole se enternece y le dice "venga, vamos al agujero", y se pone ha hacer el agujero con él. A los veinte segundos el niño se ha aburrido y deja de hacer el agujero, y el padre, no se sabe por qué, sigue con el agujero, dale que te pego, se pasa una tarde entera, se marcha a casa tan contento, deslomao, con un lumbago de aquí te espero, pero tan a gusto el hombre porque se ha hecho un agujero de un metro cúbico, no se sabe para qué. Sin ninguna inetención, sin ninguna finalidad de ningún tipo, una cosa absurda en teoría, ¿No? Pero ha habido una conexión emocional. Por lo tanto una misma cosa puede ser un juego, pero si a un niño o una niña se le obliga a escribir del 1 al 10 todo el rato, eso es un suplicio, le agobia. Sin embargo, un niño/a, por su propio interés quiere escribir los números no va a terminar nunca esta operación. Y esto último forma parte del placer, de la necesidad, lo que implica un esfuerzo tremendo que no se aplicaría de otra manera.

Jugar puede ser cualquier cosa, e incluso las cosas que teóricamente se podrían desechar, como todas aquellas actividades que bajo el nombre de lúdicas, que prepara la sociedad de consumo y el mercado y la industria del ocio para nosotros. Pues todo esto que en teoría no es juego, podría llegar a ser juego en unas condiciones determinadas para una persona particular.

El juego es la manifestación de nuestra capacidad creadora, donde se pone de manifiesto la enorme capacidad del ser humano de interesarse por cosas con las que conecta emocionalmente, en las que emplea un esfuerzo tremendo. Es curioso que en nuestra sociedad hay una doble percepción sobre el juego, porque por un lado, si una madre ve a su niño pequeño que está en un rinconcito sin jugar, pues va y le pone la mano en la frente para ver si tiene fiebre, porque de alguna manera la falta de juego de un niño/a nos alerta de que puede estar mal. Y sino tiene fiebre peor todavía, al psicólogo. O sea que, por un lado, para nosotros, socialmente incluso, el juego es un factor muy importante que si falta pensamos en falta de salud. Pero por otro lado, el juego socialmente se niega. En las calles ya, en las ciudades está prohibido jugar incluso, hay lugares que indican prohibido correr, saltar, jugar, no solamente a la pelota, en general. El juego en la escuela se niega. Se tolera durante la primera infancia y en algunos casos se asume, en otros se niega radicalmente. Pero a partir de los siete años, ya primaria, ya se ha perdido demasiado el tiempo, ya se acabó.

Esto es un poco no solamente en la escuela sino socialmente cómo consideramos el juego. Y sin embargo, el juego, esta manifestación de nuestra capacidad creadora, vemos si lo miramos detenidamente, que no hay ningua diferencia entre el juego de los niños/as y las actividades creadoras de las personas que han pasado a la historia por sus descubrimientos, hallazgos en el campo de la medicina, de la física, de la matemática, del arte, no hay ninguna diferencia, la diferencia es la apreciación social que se hace de esa actividad.

Cuando Leornardo Davinci se ocupa en ir por la noche al cementerio a robar cadáveres para luego llevárselos a casa y diseccionarlos y hacer los primeros estudios de anatomía, fisiología, etc., no se dice que Leonardo destripaba cadáveres, se dice que diseccionaba..."