La empatía

Cuando creo saber lo que necesitas

Todos y todas creemos saber qué es la empatía. Sin embargo, muy pocos gestionan la empatía de forma adecuada. Normalmente asociamos ser empáticos con creer saber lo que los demás necesitan. Yo sé lo que necesitas y por ello te lo doy, te doy mucho. Pero, en realidad lo que está sucediendo es que mis neuronas espejo me recuerdan alguna situación mía conectada con lo que a ti te está sucediendo. Las neuronas espejo están asociadas al movimiento y se activan tanto si yo realizo la acción como si la realiza otra persona. 

No llores que no pasa nada

Las emociones son sustancias químicas que refuerzan neurológicamente una experiencia. Llegan alto, se estabilizan y luego vuelven a bajar. Es un proceso por el que hay que pasar y empatizar con ello significa respetar ese proceso. Digo esto porque, por ejemplo, cuando vemos a una persona llorar intentamos por todos los medios que no llore, les llenamos de alagos, de consejos, de experiencias propias e incluso les quitamos importancia ¿Cuantas veces hemos dicho "no llores que no pasa nada? Esto lo único que conlleva es la interrupción de la información, la tala de ese proceso necesario para que la persona se dé cuenta de lo que está sucediendo dentro. Sí ha pasado algo, pasa una emoción que hay que procesar adecuadamente para comprenderla. 

A los seres humanos es mucho más lo que nos une que lo que nos separa

Tenemos la misma cadena de ADN, las mismas neuronas espejo, los mismos procesos cognitivos que nos llevan a aprender. Lo que nos separa son las ideas, las creencias y el ego. 

Empatizar, por tanto, significa, simplemente estar, acompañar en silencio; escuchar sin interrumpir, sin dar tu opinión y sin juzgar; alinear la mirada, respirar juntos. Significa reconocer mi propia necesidad porque de otra forma no podré reconocer la de los demás, no podré conectar con el dolor del otro.